El Hedonismo es una ética denominada teleológica, lo cual quiere decir que desde su punto de vista cada actividad humana persigue un bien que es su fin, para ellos, una acción debe ser juzgada moralmente por las consecuencias que de ella se derivan.
La corriente ética hedonista fue enunciada por Epicuro en el siglo III a.C. y su límite es conseguir la felicidad, esta consiste en la obtención del placer y la ausencia del dolor, es decir, debemos elegir las acciones que nos produzcan un mayor y más duradero placer y nos eviten la mayor cantidad posible de dolor; para esto debemos tener cuidado y calcular las consecuencias de nuestros actos.
Una manera de entender mejor la ética que os presentamos, es mediante un ejemplo que sea muy claro y que todos hayamos vivido alguna vez, como cuando nos emborrachamos, que mientras nos dura y no hemos bebido mucho estamos contentos y a gusto, pero después viene la resaca, esos momentos en los que nos duele la cabeza, seguimos cansados tras largas horas de sueño y nos duele todo.
En resumen, es mucho mejor hacer como nuestro personaje de la foto, una clara imagen del hedonismo, ya que está tomando un baño, sin ninguna preocupación ni nada que pueda molestarle, mientras come y bebe lo que le apetece y no se preocupa por su apariencia física y a cambio no recibe ninguna clase de dolor y se siente a gusto por más tiempo. Desde nuestro punto de vista es esta la manera más fácil de entender el hedonismo y saber de lo que trata, es decir, introducirnos en el.
Es un hecho que al escuchar la palabra placer, tendemos a relacionarlo con el sexo, pero no siempre nos referimos a eso. Debemos saber que ningún tipo de placer es malo en sí, son los medios para buscarlo los que se pueden convertir en un inconveniente, para que nos hagamos a una idea de lo que Epicuro consideraba placer os ponemos algunos ejemplos:
- Deseos naturales y necesarios: necesidades básicas físicas, (comer, beber, abrigarse, sentirse seguro…), las cuales debemos de satisfacer de la forma más económica posible.
- Deseos naturales e innecesarios: Podemos sobrevivir sin ellos, y debemos perseguirlos hasta la satisfacción de nuestro corazón y no más allá. (Cosquillas, gratificación sexual, conversación amena, arte…)
- Deseos innaturales e innecesarios: Estos tenemos que evitarlos lo máximo posible, ya que el placer que producen suele ser pasajero y de poca duración, además para alcanzar los deseos innecesarios no debemos de arriesgar la salud, la amistad ni la economía. (La fama, el poder sobre los demás, la popularidad, el prestigio…)
Seguramente, después de leer la clasificación de los deseos y los ejemplos nos damos cuenta de que todos buscamos lo mismo. Así podemos comprobar que el Hedonismo no es una simple ética que estudiamos, si no algo que nos acompaña día a día y que queramos o no a todos los seres humanos nos afecta.